No es un misterio para nadie que uno de los principales problemas actualmente en Latinoamérica es la inseguridad. Una amalgama de problemas históricos en los países de habla hispana ha dado como resultado un fenómeno galopante que, poco a poco, nos empuja a límites muy peligrosos.
Muchas señales de alarma ya han comenzado a indicarnos la gravedad del problema. Pero sin duda, la más fuerte de todas, llegó en el último mes de mayo, cuando El Instituto de Estudios Estratégicos (IISS por sus cifras en inglés), en Londres, dio a conocer una cifra de espanto.
Esta organización especializada en defensa y conflictos reveló una realidad cruda y sobrecogedora en nuestra región. El país del mundo en el que se vive la más terrible y sangrienta situación de violencia, después de Siria, es latinoamericano.
Así es, en el 2016, un país latino fue el que tuvo más asesinatos en el mundo y solo fue superado por Siria, según escribió Antonio Sampaio, experto del IISS. En este caso, advierte que la criminalidad ha escalado al nivel de un conflicto bélico.
¿De qué país se trata?
Esta devastadora realidad corresponde a nuestros hermanos del norte: México. “Los homicidios intencionados en México en el 2016 fueron 23 000”, cifra que solo supera Siria, azotada por la guerra civil, con 60 000 de estas muertes. El narcotráfico es la causa de este baño de sangre.
“Es muy raro que la violencia criminal alcance los niveles de un conflicto armado. Pero es lo que ocurrió en el Triángulo Norte de Centroamérica (Honduras, Guatemala y El Salvador) y especialmente México”, dice Sampaio.
Los países que integran el Triángulo Norte registraron en conjunto 16 000 homicidios intencionados. Aunque el informe constató una reducción de las tasas de homicidios en dichos países, en México ocurrió todo lo contrario, pues aumentaron en 11% entre 2015 y 2016.
El origen de todo
Según el análisis de Sampaio, la situación tiene origen en la decisión del presidente Felipe Calderón, quien declaró a fines de 2006 la guerra al narcotráfico e implicó al ejército en ella. “El conflicto resultante trajo la miseria a México”.
El aumento de la violencia del último año ha sido motivado por la guerra entre cárteles, con una carrera armamentista donde estas organizaciones criminales buscan las más efectivas formas de amedrentar a sus rivales y al Estado.
Mientras esto ocurre, existe un trasfondo de “debilidad institucional y corrupción generalizada que ha infestado al Estado mexicano”. En el capítulo de recomendaciones se señala que “México necesita rapidez y políticas innovadoras si va a cambiar su estrategia de seguridad”.
Basándose en la experiencia de la última década en ciudades como Medellín y Río de Janeiro, que lograron reducir la violencia, Sampaio aconseja aplicar “políticas multidimensionales” con un esfuerzo militar, de las fuerzas de seguridad, la justicia, de planificación urbana, infraestructura y tecnología.