El Papa Francisco extendió el permiso especial para que los sacerdotes puedan perdonar el pecado del aborto, algo que hasta ahora solo podían autorizar los obispos o el sumo pontífice.
El monarca de la Iglesia había enviado durante el Año Santo a todos los rincones del mundo a los llamados misioneros de la misericordia, para absolver todos los pecados, incluso los considerados más graves.
Francisco enfatiza con fuerza que el aborto es un pecado grave porque pone fin a una vida humana inocente, sin embargo insta a los religiosos a apoyar y acompañar a los penitentes en el camino de la reconciliación especial.