Llegar a la vejez de por sí es muchas veces duro en nuestro país. Llegar ejerciendo con resignación el duro oficio de trabajadora sexual, lo es aún más. Sobre todo si se ha pasado ya la barrera de los 60 y se tiene que seguir esperando en las hostiles calles de Lima la llegada de clientes.
El otoño de las cortesanas en Lima
Conmovedoras historias de veteranas damas de las frías calles de la capital.