Bianca nació a los ocho meses en Santa Lucía, Puno. Sus padres estaban contentos de recibirla, pero no esperaban que a los pocos días ella comenzara a dar rastros de algo anormal en su organismo.
Cuando iban a la posta, las enfermeras renegaban y culpaban a la madre por una enfermedad que aún desconocían. Más tarde se enteraron que la pequeña padecía de microcefalia, un raro caso en el que la cabeza del ser humano es más pequeña que el resto del cuerpo trayendo consecuencias en el desarrollo físico como mental.
Los padres descubrieron que esto podía tratarse en la Clínica San Juan de Dios, y por el amor a su pequeña viajan de Puno a Arequipa una vez al mes, y se quedan por lo menos una semana, en ese tiempo les enseñan cómo trabajar en la casa con su hija y han logrado grandes mejoras en los dos años que ya llevan con esa rutina.
Que Bianca haya conseguido sostener su cabeza, pararse, aplaudir, no llorar ante extraños y mucho más es gracias al apoyo tanto físico como psicológico que recibe en San Juan de Dios pero también por el gran amor que le proveen su familia y todos los seres que la aman.