En Ate Vitare, un bochornoso momento fue el que protagonizaron dos vendedoras ambulantes al enfrentarse por un espacio para vender comida. Y es que a ellas poco o nada les importa haber colocados sus carretillas en un lugar saturado de mototaxis.
Pero así como existen discusiones por captar comensales al paso, la venta de ropa en Gamarra también se puede tornar tensa cada vez que un jalador le quita un cliente a otro comerciante. Sin duda, escándalos que ni las autoridades pueden frenar.
Como se recuerda, algo similar ocurrió con unos ciudadanos venezolanos que estuvieron a punto de ser agredidos por unas mujeres que no querían compartir la vereda con ellos para vender sus productos.
En definitiva, este tipo de escenas no deberían ocurrir, pues se perjudica a quienes honradamente y sin violencia se ganan la vida vendiendo en una plaza.
