El primer ministro japonés, Fumio Kishida, debió hacer frente esta semana al escándalo por una reunión del partido de gobierno en la que contrataron bailarinas eróticas. El acto fue “muy inapropiado y lamentable”, señaló el funcionario ante los diputados nipones, que solicitaron su presencia tras lo sucedido.
“Lo que busca mi gabinete es una sociedad inclusiva donde todos sientan el significado de la vida con respeto a su dignidad y a su diversidad”, añadió el primer ministro, quien precisó que el acto no se financió con el dinero de los contribuyentes, como se había difundido en un primer momento.
MUJERES EN POLÍTICA
Según imágenes filtradas del evento, organizado en noviembre por una sección regional del Partido Liberal Democrático (PLD), las mujeres bailaban en diminutas prensas y se coqueteaban con los asistentes. Además se les obligó a las muchachas, a utilizar sus bocas para recibir las propinas en billetes.
La polémica surge en momentos en que el partido busca incorporar a más mujeres, en un país donde la política está tradicionalmente dominada por los hombres. El gabinete de Kishida cuenta desde setiembre con cinco damas en un gabinete de 20 personas, el número más alto registrado hasta el momento.
