Según el diccionario de la Real Academia Española, lo que conocemos por cultura es “conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico”. Sin embargo, el significado primario de esta palabra es “cultivo”
Entonces, cuando se habla de alguien inculto se habla también, aunque simbólicamente, de una tierra infértil, que fracasó en su función de albergar vida. En este caso nos referimos a alguien que no pudo tener el crecimiento intelectual suficiente que corresponde a la mente humana.
Pese a que muchos de ellos viven en una aparente felicidad (cegados ante la realidad de un mundo que tiene muchas más tragedias que motivos para celebrar) que a veces resulta envidiable, existen factores que nos hacen ver que, en verdad, no hay nada que desear de ellos.
Alonso Martínez, colaborador del sitio Cultura Colectiva, enumera siete hábitos que ayudan a reconocer a una persona inculta ¿Reconocer alguno de ellos en alguien que conoces, y en ti mismo? Tal vez ya es hora de expandir tu mundo.
La televisión es la compañera infaltable de sus tiempos libres
Aunque no hay nada de malo en ver televisión, pues así como existen libros que no aportan nada a quien los lee, puede haber muy buenos programas para aprender y expandir tu bagaje cultural. El problema es que la gran mayoría dedica su tiempo a ver shows de dudosa calidad.
Mucho menos cuestionan lo que ven. Así no solo pierden valiosas horas de su vida frente a un aparato, dañan su salud y, lo que es peor, su mente y capacidad de razonar, siendo tragados por una realidad paralela que poco o nada tiene que ver con lo que sucede del otro lado de la pantalla.
Critican todo lo que no pueden entender
Las personas con poca cultura no están dispuestas a hacer el esfuerzo por comprender ideas nuevas y siempre hacen juicios de valor. Consideran tener siempre la razón absoluta y no admiten opiniones diferentes a pesar de que estas sean mejor sustentadas que las suyas.
¿Reconoces este caso cuando discutimos los temas más polémicos de la actualidad en Facebook? Ni más ni menos. Ahí está, en todo su esplendor.
Viven para convencer a todos de que su vida es más importante
Aunque es un hecho que millones de personas en el mundo están sufriendo tanto o más que ella, para la persona inculta no significan nada. Su falta de empatía con otras comunidades o culturas salta a la vista. Quieren ser el centro de atención a como dé lugar.
Como consideran su vida más importante que la de los demás, intentan convencer de ello al resto a riesgo de resultar arrogantes, molestos y hacer ver a alguien igual de egocéntrico, pero con un mínimo de cultura, como una mejor persona.
Toda su comunicación puede resumirse en rumores
Dicho en otras palabras, son adeptos a los chismes. Las personas incultas suelen ser ajenas a la literatura y, por tanto, su forma de comunicación recurrente es la oral. Aunque estas conversaciones se alejan bastante de ser enriquecedoras.
En su lugar estas tienden a ser inventos acerca de otras personas a las que, de esta forma, pueden juzgar. A veces incluso no necesitan de tal motivación y se dedican al cotilleo automáticamente para iniciar una charla debido a que no cuentan con un bagaje suficiente de temas.
Solo se conectan a Internet para usar redes sociales
Pese a la importancia trascendental que ha supuesto internet como una herramienta de comunicación, con información casi infinita de (a su vez) un universo de temas, las personas escasas de cultura limitan su participación al mero uso de las redes sociales.
Además de la interacción personal, recurren a otras simplezas como los videos graciosos, memes y demás humoradas. Siempre orientado todo al entretenimiento.
Se burlan de los más inteligentes
Tal vez se trate algún tipo de complejo de superioridad paradójico, pero lo cierto es que es típico en las personas con menor cultura referirse despectivamente o de forma burlona de las personas que reconocen como más astutas o inteligentes.
Posiblemente esto funcione también como un mecanismo de defensa. Inclusive pueden reaccionar de esta forma sin que exista ninguna provocación aparente, pues se ven amenazados en sus propias limitaciones y optan por demostrarse en sus ‘puntos fuertes’, como la violencia.
Se juntan solo con gente igual a ellos
Cualquier persona busca y tiende a relacionarse con personas afines a sus ideas y costumbres. Sin embargo, para los incultos, esta es otra forma en que sus limitaciones aumentan y se perpetúan. No les interesa salir de su círculo de escaso conocimiento, actitudes rudimentarias o violencia.
De esta forma, y guiados siempre por gente que piensa como ellos, pierden toda oportunidad de conocer lo que hay más allá de su comunidad. Incluso el miedo a ser vistos como extraños por sus afines mata todo interés que puedan sentir hacia lo nuevo, condenándolos a ser esclavos de sí mismos.
No te dejes engañar, un inculto no es sinónimo de alguien pobre en lo económico. La falta de cultura se encuentra en todos los niveles sociales (como lamentablemente comprobamos todos los días en nuestro país), y no se puede tachar de inculto a primera vista.
Para verificar cada una de las características que hemos enumerado a continuación es necesario conocer a esa persona. Asimismo, si uno se considera asimismo culto, debe entender que prima por sobre todo el respeto a la persona y su libertad.
Así, mientras un inculto no agreda o perjudique a otros con su forma de vivir, tiene todo el derecho de mantenerse así sin que nadie le juzgue por ello. Después de todo, tiene algo de cierto aquella frase que dice que en la ignorancia está la felicidad.
