Los empresarios en nuestro país no solo tienen que lidiar con el poco presupuesto y los diferentes protocolos de bioseguridad para reactivar las actividades económicas en sus negocios, ahora se enfrentan a la feroz delincuencia que se apodera cada vez más de nuestras calles y amenaza con llevarlos a la quiebra total, incluso muchos de ellos han decidido cerrar sus puertas por temor a que ocurra una tragedia.
Desde el levantamiento de la cuarentena y demás medidas restrictivas, los delincuentes ingresan a los locales asegurando ser clientes o personal de delivery, una vez adentro y con arma en mano son capaces hasta de torturar a sus víctimas con el fin de robar sus pertenencias y sembrar el miedo de quienes se resisten.